Olivier Messiaen
“El canto de los pájaros es la mejor expresión de la gloria de Dios"
Por: Itamar Neftali Sierra
Al enumerar las principales influencias que conformaron paulatinamente el lenguaje de Olivier Messiaen me encuentró con diversas y variadas procedencias, pudiendo distinguir en primer lugar aquélla que parte de la escuela musical francesa, con una clara ascendencia de su tradición sonora y en especial de Claude Debussy. Al igual que éste, también Messiaen se entretiene en la sonoridad, buscando en su escritura pianística las sonoridades más recónditas y resonantes.
El sonido del órgano está presente en su música, influencia de su trayectoria como organista en la Iglesia de la Trinidad, como se observa en la obra para piano Vingt Regards sur l ́Enfant-Jésus, en la que utiliza los diferentes registros del instrumento obteniendo una gran sonoridad,, existe una influencia comprensible del Gregoriano dado su vínculo con la religión cristiana romana, y su participación como organista en las ceremonias de ese culto del gregoriano obtuvo la influencia de los melismas.
De ahí esas prolongadas y flexibles vocalizaciones que se encuentran en su obra, donde subsiste de lo gregoriano, un cierto sentido de la ornamentación y del orden melódico . La búsqueda e investigación que realiza el compositor de tradiciones musicales no occidentales, (especialmente de la música hindú) constituye una destacable aportación a su concepto del ritmo. Son varios los elementos que influyen en su lenguaje y entre otros destacan sus investigaciones en el terreno del ritmo al que lleva una dosis de originalidad.
Desde mi punto de vista y al haber revisado textos formales la música de Messiaen parte de la tradición musical occidental, por cuanto que sus formas son cerradas, donde es posible distinguir diversas secciones, donde los principios de la variación y el contraste contribuyen a la unidad de la obra y porque además los esquemas formales de épocas anteriores son utilizados parcialmente por el compositor aunque con un lenguaje sonoro nuevo.
Olivier Messiaen, dotado de un oído proverbial, consiguió, con ayuda de lápiz y goma, transcribir en notación más o menos medible, cantos a veces ultra-rápidos y sobreagudos, integrando incluso la noción del timbre”. La primera obra publicada por Messiaen fue Le banquet céleste para órgano (1926-28, revisada en 1960), encabezada por un versículo alusivo del Evangelio de San Juan11, en la que ya se observa la idealización del dogma en forma de comentario musical, no sólo por el poético título que resume la frase de Cristo, sino por el ambiente estático y también “extático” que destila (como afirma N. Simeone), como si fuera la reproducción sonora de una visión del compositor.
Les offrandes oubliés. Meditation symphonique (1931) obra que existe en versión pianística y orquestal parte también de conceptos religiosos (el olvido humano del sacrificio divino), pero en este caso sin referencia concreta a los libros sagrados. Su primera obra organística escrita en la iglesia de la Sainte-Trinité fue Apparition de l’église éternelle (1932), que simboliza la aparición mediante un crescendo gradual hasta un clímax que da paso a un diminuendo también gradual.
Las dos obras organísticas citadas hasta ahora claramente preparaban el que sería sin duda su primer gran logro en este campo, L’Ascension, obra que nació primero para la orquesta (1932-33) y que luego fue transcrita para órgano (1933-34), aunque el tercer movimiento de esta última versión fue compuesto de nuevo (ante la imposibilidad de la transcripción del original orquestal) y se convirtió en una de sus más difíciles tocatas.
El legado musical de Messiaen propone al oyente sensible creyente o no, pero con una mínima cultura religiosa un mundo sonoro muy completo, riguroso en su concepción y poético en su resultado sonoro, quizá el más sistemático y original de todo el siglo XX, un universo basado en unas constantes estilísticas que sin embargo evoluciona y se renueva sin perder su esencia. Quizá el rasgo más original de su
música sea la incorporación masiva y científica del canto de los pájaros, puestos en relación con la naturaleza como los seres que mejor expresan la gloria de Dios.
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